Cuba sufre un apagón nacional y se declara en “emergencia energética” ante el colapso del sistema eléctrico – Go Health Pro

El jueves 17 de octubre fue el día más oscuro en Cuba en todo 2024. La población comenzó a quejarse y a exigir la “renuncia” de sus dirigentes en redes sociales. La Unión Eléctrica, la compañía eléctrica, confirmó que más de la mitad de los cubanos estaban sin servicio. Sin poder esconder bajo el tapete la oscuridad en que permanece la isla, como un agujero negro en medio del Mar Caribe, su Gobierno reconoció lo evidente: que el país atraviesa una “situación de emergencia energética” que conllevó el cierre de las escuelas en todos los niveles de enseñanza y la suspensión de las actividades culturales y recreativas, a fin de priorizar los hospitales y centros de elaboración de alimentos. Este viernes la situación se precipitó y el Ministerio de Energía y Minas informó de que a las 11 de la mañana “se produjo la desconexión total del Sistema Electroenergético Nacional”. A primera hora de la tarde, Cuba aún seguía “en proceso de restauración” del apagón.

Lo que pueda suceder en las próximas horas es una interrogante. Hasta el momento “no hay un tiempo definido” para el restablecimiento total del servicio de electricidad, según dijo Lázaro Guerra Hernández, director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas (MINEM), quien informó de que “se investigan las causas” por las que la Isla quedó completamente a oscuras a las puertas del fin de semana. En paralelo, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, dejó saber que su Gobierno estaba “dedicando absoluta prioridad a la atención y solución de esta contingencia energética de alta sensibilidad para la nación”.

En la noche del jueves, Díaz-Canel ordenó a sus funcionarios que informaran al pueblo en la misma noche del jueves del “complejo escenario” y que parece no tener una solución inmediata, ni siquiera a medio plazo o para 2025. Los cubanos esperaron con paciencia a que llegaran las 8.30 de la noche para oír a los funcionarios explicar que la situación es notablemente crítica, pero que el país no se encuentra en un “abismo sin fondo”. El primer ministro, Manuel Marrero, dijo que los tres factores principales que inciden en el déficit de generación eléctrica son “el estado de la infraestructura, la falta de combustible y el incremento de la demanda”.

A pesar de que son cada vez más frecuentes las desconexiones y las averías en un sistema de termoeléctricas completamente añejo y sin recursos para su mantenimiento, Marrero destacó que la falta de combustible es el problema mayor por el que los cubanos están viviendo casi completamente a oscuras. Los últimos tiempos el país —que no suele ser lo suficientemente claro en cuanto a la cantidad de combustible que recibe o deja de recibir—, ha visto una disminución en la llegada de petróleo que proviene de sus principales socios comerciales, como México, Rusia o Venezuela, y es un hecho que tampoco tiene divisas para poder importarlo. Díaz-Canel ha dicho, como suele hacer, que la causa principal es “la guerra económica” y la “persecución financiera y energética de Estados Unidos” hacia Cuba, lo cual “dificulta la importación de combustible y otros recursos necesarios para esa industria”.

Aunque no ofrecieron detalles, los funcionarios aseguraron el jueves que el Gobierno tenía un plan para “maximizar la producción de petróleo cubano” y prevé aumentar el uso de fuentes de energía renovable. Marrero apunta a que la solución a la crisis consiste en “eliminar la dependencia de los combustibles fósiles, sustituyéndola por energía limpia”. Por el momento han tomado “medidas excepcionales” que paralizan la mayoría de las actividades y el curso normal de la vida en isla.

En su casa de Sagua la Grande, al centro de Cuba, Katia Ojeda no solo no tuvo electricidad para poder sintonizar la televisión y enterarse de qué tenían para explicar los funcionarios sobre los cortes de más de 15 horas de electricidad, sino que tampoco le importaba oírles. He dejado de ver los noticieros y los programas informativos de cualquier tipo. “Son mentiras y más mentiras, mejor ni verlos”, asegura. Ojeda cree que es “abusivo” el hecho de que permanezca más de la mitad de su día en medio de un apagón. “Te ponen la luz una o dos horas de día o de madrugada, cuando ellos quieran”, cuenta. En esas dos horas corre a preparar toda la comida que puede porque sabe que el tiempo de electricidad durará muy poco.

Al inicio de esta crisis energética, Ojeda dice que le quitaban la electricidad seis horas, después pasaron a ocho, y ahora se les ha ido de las manos. Su niña de 12 años dejó de ir a la escuela, como casi todos los estudiantes del país, tras un anuncio del Ministerio de Educación en el que quedaban suspendidas las actividades docentes.

Los dos hijos de Maydelin Cordero tampoco están asistiendo a la escuela en Cruces, en la provincia de Cienfuegos. “La vida en Cuba se hace insoportable. Es muy triste mirar a mis hijos viviendo esta situación, ahora mismo no puedo darles ni un vaso de agua fría”, asegura Cordero. “Ayer solo tuvimos dos horas de electricidad, desde las 8 hasta las 10 de la noche, y hoy estamos en apagón, suspendieron las clases en las escuelas. Se suponía que iba a mejorar la situación del sector residencial, pero no hemos visto ninguna mejora, al contrario, lo que se comenta es que el apagón va a llegar a durar hasta 24 horas”.

El Gobierno comunicó que la poca energía eléctrica con que cuenta se destinará a priorizar el sector residencial, y que se prevé aumentar la tarifa de pago al sector no estatal, que ha crecido en los últimos años con la autorización de las pequeñas y medianas empresas o Mipymes para oxigenar la economía de la isla.

Sin poder prometer lo contrario, los funcionarios dijeron que prevén que esta crisis energética dure hasta más de dos años. La situación, que se ha vuelto desesperante y se suma a la falta de alimentos, un deterioro de los servicios de salud, educación y casi todos los sectores de la sociedad cubana, no solo ha generado el éxodo migratorio más grande de la historia del país, sino que ha hecho que los cubanos se tiren no pocas veces a las calles con calderos a exigir un cambio. Solamente en el mes de agosto, el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) registró casi 700 protestas a lo largo del país, la mayoría relacionadas con el descontento por servicios como la electricidad, el agua, la salubridad o el transporte.

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