El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) ha vivido este martes las elecciones más insólitas de su historia. El decano Sigfrido Herráez, vencedor por tercera vez y con el 54 % de los votos, se mantendrá en el cargo. La mesa electoral de la corporación excluyó su candidatura por exceder el máximo de dos mandatos, una resolución recurrida por el arquitecto ante el juzgado de lo Contencioso-Administrativo, que el 17 de mayo obligó a admitir su lista de manera provisional. Si la sentencia final invalida el proceso en los próximos meses, dejará a la institución al filo del desgobierno.
“Me quedo con el bien que produciremos al dar continuidad a nuestro trabajo”, asegura el vencedor de la contienda. El colegio se rige por una limitación de dos mandatos, es decir, de seis años. Herráez defiende que su primer periodo al frente de la corporación no puede computar como uno completo porque duró solo la mitad, no obstante, los estatutos contemplan esta posibilidad solo si han transcurrido 12 meses o menos desde la toma de posesión. Concejal de Vivienda del PP entre 1991 y 2005, el proyectista se hizo con el decanato en noviembre de 2020 tras triunfar una moción de censura contra Belén Hermida por su tímida respuesta al intrusismo de Rocío Monasterio, entonces portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid. Herráez logró unir un colegio fracturado por la primera reprobación en 100 años de historia y, en junio de 2022, revalidó su mandato.
El decano electo denuncia que el presidente de la mesa electoral, Luis de la Rica, es tío político de la mujer de su rival, Jesús San Vicente, cabeza de la única lista admitida inicialmente por el órgano regulador del voto en el colegio. “Siento alegría por la defensa que hemos hecho de la democracia interna, que al final se ha impuesto”, sostiene Herráez. Nadie tiene claros los próximos pasos a dar si el juez llegase a invalidar los comicios con su resolución en firme. Como ocurrió tras la dimisión en bloque de Hermida y su equipo, una junta de edad podría hacerse cargo del colegio hasta la convocatoria de nuevas elecciones. Se trata de un órgano compuesto por los cuatro colegiados con mayor antigüedad que cuenta con facultades plenas de gobierno. Que la mesa electoral declare automáticamente vencedor a San Vicente parece una opción más improbable.
El grupo de este profesor de Proyectos en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) —que también dirige un posgrado de moda y diseño de interiores— tiene el mérito de ser el más votado en la Junta de Representantes. Contará con 23 de los 73 asientos de esta suerte de cámara alta donde están delegadas las competencias de todos los colegiados. La coalición de cinco agrupaciones afines al decano suma mayoría absoluta. “Es muy difícil luchar contra la maquinaria de un poder establecido. Me voy contento por este resultado obtenido solo con nuestras ideas y nuestros medios. El programa que defendemos ha despertado interés”, desliza el candidato, quien se reafirma en la idea de que “esta tercera legislatura de Herráez atenta contra los estatutos”.
Las mesas electorales se han mantenido abiertas entre las 10.00 y las 20.00 en la sede de la calle de Hortaleza, si bien una abrumadora mayoría de los asociados ha ejercido el voto de manera telemática a través del portal web. En total, se han movilizado en estas elecciones 2.299 arquitectos madrileños de los 10.871 colegiados, lo que supone un incremento en la participación de casi cuatro puntos con respecto a hace tres años. El COAM anunciará en los próximos días una fecha para la toma de posesión de Herráez y de la Junta de Representantes, el arranque de un mandato envuelto en controversia.
La situación de los arquitectos es ahora tan incierta como la del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (Icomem), cuyo presidente electo desde diciembre, Tomás Merina, aún no ha podido tomar posesión del cargo. La Comisión de Recursos de la institución invalidó su candidatura por incumplimiento de requisitos después de que se celebrasen los comicios. El Icomem entró entonces en un periodo de interinidad a la espera de que un juzgado decida su futuro. El veredicto podría tardar hasta un año y medio en llegar, según han anunciado los asesores jurídicos de Merina. Se da la paradoja de que su antecesor, Manuel Martínez Selles, duramente castigado en las urnas, gobernará hasta entonces la corporación.