Los inversores empiezan a estar cansados de tantas malas noticias y aprovechan cualquier resquicio para dejar a un lado las ventas. El acuerdo entre los conservadores, socialdemócratas y los verdes en Alemania para activar el paquete estímulos combinado, la posibilidad de que EE UU evite el cierre de la administración y las esperanzas de alcanzar la paz en Europa del Este sirven de contrapunto al aumento de las tensiones comerciales. El Ibex 35 se aferra a los 13.000 puntos y sube un 1,43% el viernes, ganancias que maquillan, pero no logran borrar las pérdidas semanales. En las últimas cinco jornadas, un periodo que ha estado marcado por el cruce arancelario y el mal sabor de boca que dejaron los resultados de Inditex, la Bolsa española retrocede un 1,9%. El grupo textil se deja un 11%, su peor semana en cinco años, coincidiendo con el inicio del Gran Confinamiento.
El optimismo del viernes no significa ni mucho menos que los riesgos hayan desaparecido. En las últimas jornadas el mercado ha asistido a un constante cambio de rumbo en materia comercial que confirman que la guerra arancelaria no ha hecho nada más que empezar. Tras la entrada en vigor de los gravámenes al aluminio y el acero, Canadá y la UE demostraron que no se van a quedar con los brazos cruzados y respondieron al envite con tasas sobre los productos estadounidenses por valor de 45.000 millones de euros. Trump volvió a hacer gala de su beligerancia y anunció que impondrá un arancel del 200% al vino y las bebidas espirituosas europeas. El cruce arancelario ha vuelto a poner a prueba la paciencia de los inversores y amenaza con deteriorar una economía estadounidense que empieza a dar las primeras señales de desaceleración. Los tambores de recesión vuelven a primera línea mientras las políticas proteccionistas son vistas como un claro riesgo inflacionista.
El comportamiento del Ibex 35 siguió la estela del resto de índices europeos. Apenas 24 horas después de que los mercados tuvieran que digerir la posibilidad de que las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia estaban en puntos muerto, el presidente de EE UU ha asegurado que las conversaciones mantenidas con su homólogo ruso habían resultado muy productivas. El republicano cree que sigue habiendo posibilidades de que la guerra llegue pronto a su fin. Las esperanzas de paz y las inversiones millonarias que ayudarían a revitalizar la anémica economía alemana se tradujeron en ganancias del 1,86% para el Dax, índice que a punto ha estado de borrar las pérdidas semanales (-0,1%). El resto de Bolsas no quisieron perderse la fiesta y optaron por las subidas. El Cac francés suma un 1,13% el viernes; el FTSE británico, un 1%; el Euro Stoxx 50, un 1,42% y el Mib italiano, un 1,73%. Las ganancias no obedecen a un simple rebote, sino que se están viendo acompañadas de entrada de dinero. Según los datos de Bank of America, la entrada de dinero en fondos de renta variable registró el volumen de más alto en ocho años y suma así cinco semanas consecutivas de ascenso.
Las ganancias de la renta variable europea el viernes se vieron apoyadas por las subidas de Wall Street. Un día después de que el S&P 500 entrara en corrección técnicas, el índice de referencia de los mercados se sacude las telarañas y sube un 1,8%, con lo que pone rumbo a su mejor sesión desde las elecciones el pasado noviembre. A pesar de esta solidez, el S&P 500 cede un 2,8% en las últimas cinco jornadas y encadena cinco semanas en negativo, su pero racha desde mayo de 2022, un periodo marcado por las fuertes subidas de tipos y la corrección de las FAANG, en aquel momento el motor de los mercados. Superiores fueron los ascensos del Nasdaq, que se anota un 2,3% el viernes y del Dow Jones, que sube un 1,4%. Los inversores están luchando por encontrar el valor justo en un contexto en el que los aranceles, las tensiones inflacionistas y el debilitamiento de la economía son los grandes vientos en contra.
Los analistas no terminan de ponerse de acuerdo. Mientras algunos consideran que las caídas del arranque de año son una mera corrección, otros creen que sigue siendo precipitado aprovechar los recortes para elevar el apetito por el riesgo. “El contexto de incertidumbre sigue y seguirá dominando y lastrando a los activos de riesgo”, apuntan los analistas de Macroyield. Los expertos de la firma recuerdan que la agresividad mostrada por el republicano es considerablemente más elevada que la mantenida en el primer mandato. “La incertidumbre económica se ha elevado extraordinariamente, acercándose ya a la zona de máximos en el inicio de la pandemia y favoreciendo el deterioro de la renta variable”, apuntan. Después de que el S&P 500 entrara el jueves en zona de corrección (caía un 10% desde sus últimos máximos), el siguiente punto a vigilar es la posibilidad de que las caídas se prolonguen y arrastre al índice a un mercado bajista. Es decir, que caiga un 20% desde los máximos registrados en febrero.
Nada se puede dar por descartado. Las constantes idas y venidas de la Administración Trump han dejado obsoletas las previsiones que manejaban las firmas de análisis para 2025. A la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos y su impacto en la economía, los inversores se aferran ahora a la posibilidad de que EE UU evite un cierre de gobierno después de que el líder demócrata en el Senado retirara su amenaza de bloquear el proyecto de financiación de seis meses. “Como en anteriores ocasiones, esperamos que se alcance un acuerdo dado el riesgo que supone no hacerlo”, señalan los analistas de Renta 4. No obstante, esto no será suficiente para devolver la tranquilidad al mercado. “Podría ser solo un respiro temporal y probablemente también haya un efecto contagio en Europa”, señalan Sophie Alternatt, economista de Julius Baer.
Las expectativas a corto y medio plazo no resultan muy esperanzadoras. Después de una batería de datos algo más esperanzadoras que apuntaban a una moderación de los precios, el viernes se conoció que la confianza del consumidor estadounidense ha caído a los 59,7 puntos en marzo, su lectura más baja desde noviembre de 2022 y el tercer recorte mensual consecutivo. Mientras la confianza de los consumidores se deteriora las expectativas de inflación a largo plazo suben al 3,9%, su nivel más alto desde 1993.
Con estos datos sobre la mesa, Chris Iggo, CIO para AXA Investment Managers, se muestra escéptico y cree que los mercados han subestimado el carácter perturbador de las Administración Trump. “Una cosa es segura: el riesgo político no va a desaparecer, y el riesgo político significa volatilidad en los mercados”, remarca. El experto señala que a medida que la actividad económica se debilita, resulta más difícil valorar los ingresos y flujos de caja de las empresas, “Las perspectivas de crecimiento de EE UU están siendo cuestionadas. Me cuesta un poco ver las perspectivas de la renta variable. Tiene un crecimiento menos seguro: es una ilusión apostar a que el riesgo político desaparece y el rally anterior continúa. Trump no va a dejar de ser una fuente de incertidumbre y, si sigue el riesgo político, sigue la volatilidad en los mercados”, subraya. Iggo se suma a las voces que aconsejan prudencia y cree que el escenario más probable sigue siendo la aversión al riesgo a la espera de que exista mayor claridad sobre los acontecimientos geopolíticos que están marcando el pulso de los mercados.
Mientras la renta variable experimenta fuertes oscilaciones, el mercado de deuda parece mucho más estable. A la espera de ver conocer la decisión de la Reserva Federal y la actualización de las proyecciones macroeconómicas, el bono de EE UU a 10 años se mantiene en el 4,3% con la referencia a dos años al filo del 4%. “Los bonos ofrecen cierta protección si las políticas desafiantes hacen que la economía estadounidense se ralentice más y antes de lo estimado anteriormente, lo que a su vez probablemente llevaría a la Fed a recortar los tipos más rápidamente”, señalan los analistas de Pimco.
Bolsas – Divisas – Deuda – Tipos de interés – Materias primas