“Estimadas alumnas, sé que vosotras y yo compartimos el mismo dolor. Estamos ligadas por nuestro destino, en el que un grupo de personas incultas y de mente oscura nos ha privado de nuestros derechos básicos”. Así comienza la maestra afgana Nehal Naderi una carta que envió a sus alumnas tras el último edicto emitido por los talibanes en agosto, en el que se da un paso más en la opresión contra las mujeres.
La misiva de la profesora y las respuestas de algunas alumnas ha sido publicado por el medio afgano Rukshana Media, una web de noticias sobre Afganistán creada por mujeres y centrada sobre todo en cuestiones que les afectan. La última decisión de los fundamentalistas prohíbe que las voces femeninas se oigan en público, que su rostro sea visible fuera de casa, que miren a los ojos a un hombre que no sea de la familia o que salgan de casa sin un acompañante masculino.
“¿Queréis saber cómo me siento cuando escucho vuestras voces en el aula? Vuestras voces son los sonidos más hermosos, barren la tristeza, la desesperación y el miedo”, agrega la maestra, opinando que “solo aquellos incapaces de sentir el tono tranquilizador de una madre o una hermana podían considerar la voz de una mujer como algo que pertenece al ámbito ‘privado”.
Cuando sus hermosas voces resuenan en mis oídos mientras expresan sus sueños de convertirse en médicas, ingenieras, abogadas, ministras, presidentas o pilotos, siento como si estuviera flotando
Nehal Naderi, maestra afgana
Desde su retorno al poder el 15 de agosto de 2021, los talibanes han publicado más de 100 edictos que han ido borrando la presencia femenina del espacio público. Han cerrado las puertas de la educación a las mujeres de más de 12 años, una situación inédita en el mundo, y las han excluido de la mayoría de los puestos de trabajo y de los lugares de ocio. También han restringido al máximo sus movimientos y su derecho a recibir asistencia sanitaria y legal.
“Enseñar es una sensación maravillosa y estar frente a los rostros del futuro de Afganistán es mi mayor honor. Cuando sus hermosas voces resuenan en mis oídos mientras expresan sus sueños de convertirse en médicas, ingenieras, abogadas, ministras, presidentas o pilotos, siento como si estuviera flotando”, dice. “Nada ni nadie pueden obstaculizar nuestro progreso, ni siquiera los talibanes. Como su maestra, les escribo con orgullo. La única forma de superar esta situación es seguir avanzando con valentía”, concluye Naderi.
Un dolor temporal
Cuando regresaron a Kabul en 2021, tras la retirada de las tropas extranjeras del país, los talibanes garantizaron que las libertades fundamentales serían respetadas y que necesitaban un tiempo para crear entornos seguros para que las mujeres pudieran estudiar y trabajar. Tres años después, ONG, activistas y afganas, dentro y fuera del país, califican estas medidas de “último clavo en el ataúd de las mujeres”.
Nos rodean muros muy altos, la luz no penetra en esta oscuridad y el doloroso silencio atormenta nuestras almas, pero hay una fuerza dentro de nosotras que se niega a aceptar la vida en las sombras y en los márgenes
Alumna afgana
“Querida maestra, este dolor, como cualquier dolor, es temporal. Puede herir nuestro espíritu, pero luego lo veremos como un recuerdo de días difíciles que hemos superado gracias a nuestra voluntad firme”, responde una de las alumnas. “Nos rodean muros muy altos, la luz no penetra en esta oscuridad y el doloroso silencio atormenta nuestras almas, pero hay una fuerza dentro de nosotras que se niega a aceptar la vida en las sombras y en los márgenes”, agrega otra.
Las alumnas aseguran a la maestra que la historia recordará los nombres de los profesores que “han mantenido viva la llama” en estos periodos oscuros. Pese a la prohibición de que las niñas mayores de 12 años sigan estudiando, las afganas siguen formándose gracias a clases por internet y también se han creado escuelas clandestinas disfrazadas de centros de estudios islámicos, pese al riesgo que este acto de rebeldía representa para educadores y alumnas.
El Grupo de Trabajo de la ONU sobre la discriminación de mujeres y niñas y Richard Bennett, relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán, presentaron en 2023 un informe ante el Consejo de Derechos Humanos en el que concluyeron que el régimen talibán ha instaurado un apartheid de género y una persecución contra las mujeres. En junio de este año, Bennett recomendó de nuevo que se reconozca este delito como un crimen de lesa humanidad.
“Cuando recordamos los pasillos de la escuela, las canciones de las niñas resonando en el aire, las manos levantadas para hacer preguntas y los dedos aferrando amorosamente el bolígrafo, eso nos hace sentir vivas. Tus palabras también nos dan esperanza. Nadie puede interponerse en nuestro camino, ni siquiera los talibanes”, se despide una alumna, que firma su misiva como “La guerrera”.